16 abr 2022

◈ El Mausoleo de Knoche


Para llegar a Knoche entras por Macuto, busca el camino vehicular que va hacia Galipán, no hay perdida alguna, subes siempre por la carretera, lo primero que encuentras es El Museo de la Piedras Marinas Sonadoras, sigues mas arriba, pasas por el puesto de la Guardia Nacional y un poco más arriba llegamos a San José de Galipán,  frente a la plaza encontramos un caserío a la derecha, adentrándose en el por una fuerte subida de concreto, entremedias de las casas esta un pequeño caminito de tierra por la montaña que conduce a la Hacienda Buena Vista, siempre hacia arriba sin desviarte por los demás caminos llegas a una explanada con un árbol grande en medio del camino, ese sitio se llama Plan de Alpargata, allí está el primer letrero y la replica de una cabeza de una momia, sigues el camino, se llega a un punto donde un letrero indica la bajada empieza una larga bajada que te conducirá al último letrero que te da la bienvenida, si sigues derecho te conduce a las ruinas y el laboratorio y si subes antes del letrero a la izquierda encontraras el Mausoleo.


Si no eres experto en la montaña no te recomiendo ir sin alguien que te guie ya que hay varios cruces donde puedes perderte, alguno llega a la Guaira otros se adentran en la montaña.


MAUSOLEO DEL DR. KNOCHE

Gottfried Knoche (Halberstadt, Alemania, 1813 - † Buena Vista, La Guaira, Venezuela, 2 de enero de 1901) fue un médico cirujano alemán, famoso por inventar un líquido embalsamador con el que momificó docenas de cuerpos, incluyendo el propio, en los laboratorios ubicados en la hacienda "Buena Vista", ubicada en el sector Palmar del Picacho de Galipán, en Caracas, Venezuela.
Knoche emigró de Alemania a Venezuela en 1840 para domiciliarse en La Guaira y atender a la población de coterráneos establecida en ese entonces en el litoral, donde fundó el Hospital San Juan de Dios, en La Guaira entre 1854 y 1856. Una vez asentado, trae a su esposa. Ejerce como doctor en esa ciudad y se gana la fama de persona caritativa, al atender a pacientes pobres sin cobrar, y por su incansable lucha contra la epidemia de cólera que asoló la región en esos años.
Una fascinación y persistencia por evitar el inexorable proceso de descomposición de los cuerpos, le hizo experimentar con cadáveres no reclamados de la guerra federal, que subía a caballo desde el hospital San Juan de Dios. Knoche creó un líquido que se inyectaba en el torrente sanguíneo y conservaba al cadáver sin necesidad de extraer sus órganos. Así, el doctor momificó varios cuerpos y los mantuvo en su laboratorio



Su fascinación y persistencia por evitar el inexorable proceso de descomposición de los cuerpos, le hizo experimentar con cadáveres no reclamados de la Guerra Federal, que subía a caballo desde el hospital San Juan de Dios. Knoche creó un líquido que se inyectaba en el torrente sanguíneo y conservaba al cadáver sin necesidad de extraer sus órganos. Así, el doctor momificó varios cuerpos y los mantuvo en su laboratorio.
Esta obsesión por dotar de una apariencia de vida a los muertos dio pie a una de las anécdotas más populares atribuidas a este enigmático personaje. 

Los familiares de don Tomás Lander, distinguido hombre público de la Caracas del siglo XIX, fundador junto con Antonio Leocadio Guzmán del periódico "El Venezolano", conocieron a través de un amigo las virtudes del misterioso líquido embalsamador del Dr. Knoche y solicitaron al médico que momificara el cuerpo de su deudo. Una vez concluido el proceso, con el cuerpo ya vestido y maquillado por sus familiares, sentaron a Lander en un escritorio a la entrada de su casa. Allí estuvo durante 40 años, hasta que el gobierno de Antonio Guzmán Blanco exigió a los descendientes del difunto que enterrasen a la momia.

Un presidente de Venezuela, Francisco Linares Alcántara, también fue momificado por el médico alemán. Igualmente, momificó hasta sus perros y los convirtió en guardianes de la entrada del mausoleo.


Para la llegada de su propia muerte, Knoche había previsto que fuese la enfermera Amalie Weismann la encargada de suministrarle el suero momificador, dosis que dejó preparada. Aunque la última sobreviviente de Bella Vista parece haber consultado con el cónsul alemán de la época, Julius Lesse, acerca de redactar un documento en el que constara que su última voluntad era que su cuerpo fuese cremado y las cenizas arrojadas al mar; el mismo doctor Lesse y Carlos Enrique Reverón subieron a Bella Vista, inyectándole la dosis preparada para ella 20 años antes por el mismo Knoche, luego cerraron las llaves del mausoleo y las llaves fueron lanzadas al mar.


El Mausoleo de Knoche

Dentro del mausoleo, dos terceras partes del espacio están ocupadas por los seis sarcófagos de cemento, con un pequeño pasillo para los visitantes. Las dimensiones de dichos nichos son 2.10 x 0.70 x 0.75 metros puestos en fila y cuyas tres cuartas partes de sus dimensiones estaban cubiertas de mármol de 3 cm de espesor y una cuarta parte de vidrio reforzado con malla metálica para que se pudiera ver a través de él a cada una de las momias. También existían antiguamente seis lápidas de mármol que contenían los nombres de la familia Knoche y que fueron destruidas por vándalos y reconstruidas de nuevo, aunque existen varias fotografías antiguas donde se ven dichas inscripciones. 

El orden que reposan los nichos según indicó Amalie Weismann a Eduardo Rosswaag el 2 de septiembre de 1923:
Anna Knoche de Muller (hija de Knoche): Geb. d 10 de mayo de 1840; Gest. d 23 de enero de 1879
Heinrich Muller (esposo de Anna): Geb. d 2 de noviembre de 1822; Gest. 7 de abril de 1881
Wilhelm Knoche (hermano de Knoche): Geb. d 17 de septiembre de 1817; Gest. 7 de septiembre de 1874
Josephine Weissmann (enfermera y Hermana de Amalie): Geb. d 29 de junio de 1830
Amalie Weissmann (enfermera y ayudante de Knoche): Geb. d 2 de febrero de 1926
Gottfried Knoche: Geb. d 17 de marzo de 1813; Gest. 2 de enero de 1901



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