Las molestias se presentan de 4 a 8 horas después de alcanzar cotas altas, generalmente superiores a los 3.500 metros.
Se caracteriza por un conjunto de trastornos que asocia:
dolor de cabeza en el 96 % de los casos
insomnio en el 70 % de los casos
pérdida del apetito en el 38 % de los casos
náuseas en el 35 % de los casos
Amenudo, se asocian disnea ( dificultad respiratoria ), tos seca y, a veces, vértigos.
Esta mala adaptación puede, del mismo modo, traducirse en edemas localizados en: ojos, cara, manos y tobillos. Algunos de los afectados producen menos orina ( oliguria ).
Qué hacer?
Tomar un gramo de aspirina ( 2 comprimidos de 500 mg. ):
Si los síntomas se suavizan o desaparecen, continuar el ascenso.
Si persisten, detenerse hasta que disminuyan o desaparezcan.
Si se agravan, descender hasta que desaparezcan y reintentar el ascenso con más prudencia.
Qué riesgos existen?
Todos estos síntomas desaparecen cuando se desciende.
Si el descenso no es complicado y está próximo, o si permanecemos menos de 48 horas a gran altitud, sólo habremos perdido una noche o una jornada. Si el ascenso tiene que continuar, o las condiciones no permiten volver, se hace absolutamente necesario completar la aclimatación para evitar la aparición de los dos accidentes excepcionales, pero temibles de la alta montaña: el edema pulmonar y el edema cerebral.
Edema pulmonar
El edema pulmonar se caracteriza por sensación de ahogo y respiración ruidosa. Los labios y con frecuencia las orejas se ponen amoratados o azulados (cianosis); puede haber expectoración espumosa, a veces rosada. Se presenta a menudo durante la noche, después de una jornada de esfuerzos intensos.
Edema cerebral
El edema cerebral se caracteriza por fatiga o debilidad extrema y vómitos, a menudo brutales y de escopetazo. El dolor de cabeza se hace insoportable, no calmándose con aspirina. Existe dificultad para mantenerse en pie, padeciendo vértigos y trastornos del comportamiento. El coma se instaura rápidamente. A veces, no hay dolor de cabeza, sino simplemente un gran cansancio, o trastornos del equilibrio.
En ambos casos la urgencia es extrema, y se hace imperativo el descenso, o la introducción en una cámara hiperbárica antes de descender. Esto permite dejar la enfermedad en las mejores condiciones y, a veces, incluso curarla. En caso de edema pulmonar, la toma de bloqueantes del calcio podría ser eficaz. También es aconsejable inyectar corticoides, lo más rápidamente posible, en ambos casos.
Mal de Montaña
Puntuación clínica establecida a partir de los signos observados
dolor de cabeza 1 punto
náuseas o pérdida del apetito 1 punto
insomnio 1 punto
vértigo 1 punto
cefaleas resistentes a la aspirina 2 puntos
vómitos 2 puntos
disnea en reposo 3 puntos
atiga anormal 3 puntos
oliguria 3 puntos
Actitud práctica
Puntuación Definición Tratamiento
1 a 3 Ligero: Aspirina o paracetamol
4 a 6 Moderado: Aspirina, reposo, suspender la ascensión
más de 6: Severo Descenso
Importante:
Ingerir bebidas en abundancia facilita la adaptación.
Hay que beber cantidades suficientes para que las orinas sean claras.
El Mal Agudo de Montaña no debe ser ignorado ni disimulado. A menudo, y por ignorancia, sus primeros síntomas se achacan a la incomodidad de un refugio, al cambio de la alimentación, o a la fatiga. Muchos atribuyen su presentación a signos de debilidad y disimulan sus trastornos. Los mejores alpinistas pueden presentar mal de montaña.
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